sábado, 30 de enero de 2010

El amor vive más allá de la tumba.
Love lives beyond the tomb, John Clare (1793-1864)

El amor vive más allá de la tumba,
De la tierra que se desvanece como una sombra.
Yo amo en los abismos,
Pues el fiel y verdadero amor
Yace en un sueño eterno;
La felicidad de las suaves noches
Llora en la víspera del rocío,
Donde el amor jamás es reproche.
Lo he visto en las flores,
Y en la ansiosa gota de lluvia
Sobre la tierra de verdes horas,
Y en el cielo con su inmortal azul.

Lo he oído en la primavera,
Cuando la luz certera,
Cálida y amable,
Flota sobre las alas del ángel,
Trayendo amor y música en el aire.
¿Y dónde está la voz,
Tan joven, tan hermosa, tan radiante,
Que envuelve el encuentro de los amantes?
El amor vive más allá de la tumba,
De la tierra, las flores y la sombra,
Yo amo sus torturas,
Sus jóvenes y fieles tersuras.

John Clare (1793-1864)

A Él.
Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873).

No existe lazo ya; todo está roto;
plúgole al cielo así; ¡bendito sea!
Amargo cáliz con placer agoto:
mi alma reposa al fin: nada desea.

Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos;
¡nunca si fuere error la verdad mire!:
que tantos años de amargura llenos
trague el olvido, el corazón respire.

Lo has destrozado sin piedad; mi orgullo
una vez y otra vez pisaste insano...
más nunca el labio exhalará un murmullo
para acusar tu proceder tirano.

De grandes faltas vengador terrible
dócil llenaste tu misión, ¿la ignoras?
no era tuyo el poder que irresistible
postró ante ti mis fuerzas vencedoras.

Quísolo Dios y fue: ¡gloria a su nombre!
Todo se terminó: recobro aliento,
¡Angel de las venganzas! Ya eres hombre...
ni amor ni miedo al contemplarte siento.

Cayó tu cetro, se embotó tu espada…
Mas ¡ay! ¡Cuan triste libertad respiro!
hice un mundo de ti que hoy se anonada,
y en honda y vasta soledad me miro.

¡Vive dichoso tú! Si en algún día
ves este adiós que te dirijo eterno,
sabe que aun tienes en el alma mía
generoso perdón, cariño tierno.

Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873)